Fui diagnosticada con Esclerosis Múltiple a los 20 años de edad y desde el diagnóstico me mantuve con inmuno-supresores, es lo que la ciencia me ofrecía y lo único que conocía en ese momento, pero siempre me pregunté si realmente funcionaba o era lo correcto. Al principio todo parecía ir muy bien, aun cuando me veía físicamente normal no me sentía bien, vivía cansada todo el tiempo, con sueño, dolores articulares, aumentaba de peso y sufría de infecciones urinarias repetidamente, intolerancia al calor a pesar de que mi alimentación era saludable y hacía actividad física. En ese momento no entendía lo que pasaba, serían los efectos secundarios del medicamento? Es normal vivir así con Esclerosis Múltiple? O es solo las actividades diarias que eran muy agotadoras? Como respuesta a mi propia interrogante me quedé con la última opción para seguir adelante pero la enfermedad volvió a aparecer una y otra vez, no solo tenia que lidiar con los síntomas sino con los efectos secundarios del uso de esteroides.
La enfermedad seguía su curso a pesar de tener uno de los mejores y mas costosos tratamientos para Esclerosis Múltiple en el mercado. Mis médicos insistieron en cambiarme a otra terapia inmuno-supresora mas fuerte, ya la ultima opción, pero entre los efectos secundarios del mismo estaban: problemas tiroideos, renales, riesgo de infecciones importantes como tuberculosis, inflamación del hígado y la vesícula biliar, accidentes cerebro vasculares,cáncer e incluso la muerte. ¿Viviría enferma toda mi vida? ¿Sería peor el tratamiento que la enfermedad? Fue ahí cuando me di cuenta que tenia que haber otra alternativa, que no podía conformarme con eso que suponía ser lo mejor pero realmente no lo era.
Y ante la vulnerabilidad empece a buscar, investigar, estudiar otras opciones y fue así como me reencontré con la terapia de altas dosis de vitamina D, Protocolo Coimbra. Digo me reencontré porque desde el diagnóstico una persona cercana a mi familia me lo había comentado pero tanto yo, como mis padres (ambos médicos) no le prestamos mucha atención ya que confiábamos en el tratamiento inmunosupresor, pero lo que no sabíamos era que estábamos ignorando algo que cambiaría mi vida para siempre. Mi estado de ánimo mejoró, la energía volvió, no más dolores articulares ni infecciones urinarias. Además fui recuperando y mejorando secuelas que me habían dejado recaídas pasadas de la enfermedad como ciertas áreas de mi cuerpo donde la sensibilidad estaba alterada, sensación de hormigueo, corrientazos, pérdida de la fuerza en mis extremidades, entre otras cosas.
Desde hace ya varios años estudios científicos han demostrado que la vitamina D juega un papel importante en la regulación del sistema inmunológico, y que su deficiencia y/o resistencia esta descrita como mecanismo subyacente en las enfermedades auto inmunes. Esto es en lo que se fundamenta la terapia de altas dosis de vitamina D, regular el sistema inmunológico y no deprimirlo, optimizando la efectividad de la misma. Si quieres saber mas acerca del Protocolo,
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Fui invitada al instituto de Investigación y Autoinmunidad en Sao Paulo - Brasil para aprender directamente del creador de este Protocolo, el Dr. Cícero Galli Coimbra. Donde conocí también otros Médicos que están haciendo un trabajo increíble bajo el Protocolo Coimbra para recuperar y restaurar la salud de muchas personas que padecen de condiciones auto-inmunes y se encontraban desesperanzadas.
Hoy te digo que sí es posible recuperar tu salud y tu vida. Que no tienes que vivir sufriendo por los efectos secundarios de los inmuno-supresores. Si hay un camino para ti y no depende del tratamiento mas costoso o de última tecnología. Depende de un conjunto de acciones y decisiones diarias en donde lo mas importante es tu bienestar y felicidad. Somos lo que comemos y lo que pensamos. La vitamina D será ese impulso que nos ayudará a equilibrar todo nuestro sistema y que este pueda trabajar correctamente.